Eres solo un número
¿Alguna ves te han dicho en el trabajo, que solo eres un número?
Quizás tu propia conciencia te ha llevado a pensar que eres una infinitesimal parte del universo y que no gozas de mayor importancia para los dioses en los que crees, e incluso, para los que creen en ti…pero aún así, insistes en existir.
El artículo de este mes, saca del contexto a la especialidad que ostento en esta red social —consultor anticorrosivo— debido a que mi trabajo también me ha llevado a conocer otras ramas de la ciencia y desarrollar, por ejemplo, un aprendizaje cuántico sobre la filosofía de los negocios, el valor agregado, el marketing industrial, la gastronomía heterotrófica y más recientemente… el análisis de datos metafísicos.
Después de todo este jocoso y extraño “rollo” introductorio, solo me queda dedicar el boletín de este mes a todos mis colegas y amigos del ámbito comercial, quienes en su mayoría creen ciegamente en la magia de los números... más aun, si van acompañados de un símbolo monetario.
¿Solo somos un número?
Trabajo hace varios años en el negocio de los recubrimientos anticorrosivos, y para vender este tipo de productos es deseable tener conocimiento técnico y experiencia de campo; es cierto, a mi también me han dicho en algún momento: “eres un número”… y si te multiplicamos por tu productividad y das un resultado positivo, entonces le eres útil a la empresa. En un principio me sentí mal y hasta algo ofendido pues yo pensaba que era “alguien” muy importante por el trabajo que hacía: Luego me acorde que no soy muy “ágil” para reaccionar cuando me hablan de números abstractos y me puse a analizar los detalles filosóficos de esa afirmación. Solo soy un número ¡!
Todo es medible. Todo es cuantificable.
Hoy en día, y gracias al desarrollo tecnológico, todo esta contándose y midiéndose a cada segundo. La capacidad de las maquinas para acompañarnos día a día hacen que se tenga —y que se pueda— almacenar gran cantidad de datos, incluso de tareas insignificantes o intrascendentes para el negocio o la producción —esto desde el punto de vista tradicional— donde se prioriza solo lo importante.
¿Has oído hablar de BigData?
Como ya les dije, todo genera datos hoy en día, el teléfono celular que utilizas va dejando un rastro de datos que se guarda en servidores de varios rincones del mundo. Cada ves que pasas tu tarjeta de crédito en alguna tienda, cada vez que pides un Uber o navegas en internet buscando cualquier cosa... Todo genera datos y estos datos se han convertido en un activo muy importante para las empresas que venden productos y también para las que quieren controlar nuestras vidas…
Lo más reciente… ¿Recuerdan el incidente en que se vio atrapado el dueño de Facebook por una fuga de datos de sus servidores? El asunto fue casi tan impactante y con la cobertura mundial como cuando ocurre una fuga de petróleo en el mar o un derrame químico en alguna unidad minera. Todo por culpa de los datos.
Volviendo a nuestro entorno laboral
Todo son datos, el registro del odómetro de nuestra compresora o de nuestro automovil, los datos manuales en el kardex de un pequeño almacén hasta la tabla de Excel que usamos para registrar ventas, inventarios o incluso nuestros balances de perdidas y ganancias. ¿Te imaginas agrupar esta y toda la demás información de la que dispongas, para sacar conclusiones que ayuden a tomar decisiones para encaminar y mejorar la perspectiva de tu negocio actual? ¿Te imaginas?
Esto es análisis de bigdata. Esto es la nueva tendencia a nivel mundial en un mundo corporativo que busca vender más y mejor —entiéndase “mejor” por: más rápido y menos costoso para la empresa— y en donde muchas de las decisiones de negocio se toman en función al resultado del análisis de datos.
Yo y el bigdata
No recuerdo cuando fue que colgué la brocha y el psicrómetro, y me apasione por estos temas informáticos. Creo que fue tratando de buscarle utilidad a la ingente cantidad de información que producen nuestras áreas de soporte, creando herramientas de valor agregado, e integrandolas a internet en tiempo real para que los clientes puedan conocer mejor nuestros productos...
Tal es así que desde hace algunos años —dentro de mi recargada agenda de trabajo— se me encargó graficar la evolución de ventas de mi división, así como la perspectiva de negocio basada en los proyectos de infraestructura que se anunciaban y que tanto emocionaban a los empresarios de nuestro país… Es ahí que me vi enfrentado a la ausencia de datos estructurados en mi entrono de trabajo y ante la imposibilidad de comprar información, se me ocurrió crear una base de datos y nutrirla con la información que recogía cada miembro del equipo en cada visita a los diversos clientes que atendemos. El resultado fue muy motivador; de pronto teníamos datos que nos permitían hacer frente a cualquier comité de proyectos y/o, a la mayoría de requerimientos de la gerencia cuando se trataba de saber que negocios se venían…
Investigando por mi cuenta llegué a la conclusión de que esto del bigdata no es solo cosa de “gringos” si no que cualquier mortal puede hacerlo… y además me dí cuenta de que lo que estaba empezando a construir era en realidad un gran modelo de análisis de datos orientado al negocio de los recubrimientos industriales.
Manejar información, convertirla en datos y extraer nuevamente información de esos datos, requiere de disciplina, exigencia, continuidad y trabajo en equipo; cosa que no necesariamente fácil en un entorno acostumbrado a resultados de corto plazo; hablo de una división comercial, en donde generalmente eres medido como un número de acuerdo a tu ventas mensuales.
Por mi parte, no puedo quejarme de nada, he tenido la suerte de que casi siempre me den espacio y tiempo para proponer cosas nuevas —algunas intangibles— que ayuden a lograr mejores ventas. Algunas funcionan, otras no, y otras, aún son muy prometedoras, como esta del análisis de datos para la toma de decisiones basados en la información.
No ando solo en esta aventura, ya que cuento con la vasta experiencia y visión de la gente que me rodea, así que espero muy pronto poder generar pronósticos de venta, tendencias del mercado de recubrimientos y llamadas a la acción para asegurar negocios que podrían perderse ante la falta de alertas programadas…
En paralelo, desde mi humilde cubículo de empleado corporativo, seguiré alucinando con la transformación digital de mi empresa, soñaré con tener un ERP propio e implementar un sistema CRM para centralizar todo el proceso de venta y finalmente analizar todo con HADOOP claro, si es que antes no contratan verdaderos especialistas en el tema y me dejan rezagado…
...o a lo mejor aparece algo mucho mas avanzado como conectarte un cable directamente al cerebro, y quizás no haya más necesidad de tanto algoritmo tecnológico.
Agradezco su paciencia si llegaron a leerme hasta aquí.
Un cordial saludo para todos.
MARTÍN HERRERA
Me disculpo con mi otro “yo” del perfil informático, por “hurtarle” antes de tiempo el titulo de este boletín.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario