lunes, 5 de febrero de 2018

Bienvenido Febrero

Mes del amor y la calentura de verano por estas latitudes industriales


Hace un año atrás, aquí en Lima, por estas fechas, nos lamentábamos la acometida del fenómeno del niño. Embarrados en lodo y piedras, por poco entramos en pánico cuando la escasez de agua tocó las puertas de todos, incluso en las zonas residenciales, en donde generalmente “nunca se pasa necesidad”


Muchas cosas pasaron después, tras el desplome de algunos puentes y la "casi" desaparición de ciudades enteras… Todos los que trabajamos en el sector  de la industria y la construcción pensamos que la economía se reactivaría para reconstruir todo el daño de este travieso niño costero; sin embargo, la historia ha sido otra, ustedes la saben y no me toca a mi hacerla recordar.

Como es el mes del amor, mejor les voy a contar una historia ficticia del mundo real… una historia de amor, pero de amor al trabajo. 


La historia del amigo Jonás

¿Que hiciste Jonás?


Jonás es un viejo amigo que empezó a trabajar en el rubro de la pintura desde muy joven. Como todo joven que inicia su vida laboral Jonás empezó como ayudante y hacia todo lo que le mandaban hacer. 


Jonás era un tanto diferente a la mayoría de los pintores de ese entonces, era un muchacho aplicado y de naturaleza curiosa; siempre trataba de entender el porqué de lo que hacía, como, por ejemplo: ¿Por qué la pintura que usaba se tenía que mezclar con un líquido llamado catalizador? ¿Por qué las pinturas olían distinto? O ¿Porqué se secaban tan rápido y porqué no se podía guardar el sobrante hasta el otro día para seguir pintando...? Cuando Jonás fué entendiendo esos “porqués” de la pintura, también fue sacando ventaja de sus colegas, aquellos que solo seguían ciegamente las órdenes de su capataz, de pintar sin que interese realmente el “porque” del trabajo… total, a la semana siguiente quizás estarían haciendo otra labor, en otro lugar y con otro jefe — como decimos por aquí — “chamba es chamba”.

Jonás por su parte, siguió aprendiendo y entendiendo “empíricamente” los detalles de este interesante nicho de trabajo: La aplicación de recubrimientos. Pasó el tiempo y Jonás ya no era un simple ayudante de temporada, él se había convertido en el operario mas joven de la industria de los recubrimientos. Arenaba con destreza y aplicaba los recubrimientos con maestría; dominando el uso de la brocha, el rodillo, los equipos convencionales y hasta las novedosas bombas de pintura airless. Como entenderán, Jonás no tenía limites y no se conformó con saber arenar o aplicar, sino que también desarrollo destreza y habilidades en maniobras complejas para realizar trabajos de pintura en diferentes escenarios; así también re configuraba los equipos de preparación y aplicación para lograr mayor eficiencia y no pasó sin aprender los fundamentos del control de calidad en aplicación de recubrimientos, lo cual lo llevó incluso a decidir importantes compras de pintura para proyectos en ejecución, ya que confiaban más en él, que en el propio vendedor de la marca.

Cuenta la historia que Jonás conoció a mucha gente del entorno industrial ya que era muy apreciado su conocimiento y destreza. A mas de uno, capataz, jefe o incluso gerente de alguna empresa contratista lo saco de apuros, pues como entenderán, siempre ha habido (y habrá) personas que dominan la rama de la metal mecánica, pero no necesariamente saben de acabados de pintura industrial. 

Esta experiencia y “roce industrial” le valió a Jonás para que años más tarde un ex jefe y amigo que ya trabajaba en una gran empresa del rubro minero, lo convocara para liderar el proyecto de “resucitar” la unidad de mantenimiento de pintura en esta empresa.


La gran empresa: ¿Debe tener pintores propios o subcontratar?


Este será el título de un próximo y amplio boletín de debate, pero iré opinando al respecto aferrándome a la historia de Jonás…


Hace años atrás aquí en el Perú, las grandes empresas tenían en su planilla a todo el personal que necesitaban para su producción directa o indirecta, desde el gerente, los jefes, los operadores, la gente de mantenimiento, como también a médicos, enfermeras, cocineros, carpinteros, vigilantes y jardineros; todos en la propia nómina de la empresa. Pasaron lo años y tras algunos nefastos cambios propiciados por los gobiernos de turno, las empresas se fueron quebrando y privatizando, luego e inevitablemente surgió la famosa terciarización de servicios. Este fenómeno como saben propició que mucha gente fuera despedida y luego subcontratada por un “service” con sueldos de muerte y sin los beneficios que antes tenían en las grandes empresas... (Esto solo para dar una idea al contexto de esta historia) El tema en discusión aquí es explicar que no todas las labores que hace una empresa industrial se pueden terciarizar y una de ellas es el mantenimiento de pintura.


Jonás entró a trabajar a una gran empresa avalado por su conocimiento — ojo que nunca dejó de ser autodidacta — además de su gran experiencia y su proactividad innata. Pero el gran reto no fue aprobar los exámenes de ingreso, si no mas bien enfrentarse a una decadente realidad del área a la cual entraba a laborar. El taller de pintura al cual iba como operario subsistía desde la época pasada por inexplicables motivos... ya sea porque los dos o tres operarios estaban sindicalizados y nadie los podía tocar… o porque sencillamente los jefes tenían fe de que llegaría algún iluminado y cambiaría la forma de hacer las cosas… de otra forma, este taller, estaba condenado a desaparecer desplazado por las empresas de servicios que asumían todo tipo de trabajos de mantenimiento desde los mas simples hasta los mas complejos y con menores costos, pues para ello la pintura no era cosa de otro mundo.

Comprendo la visión de la persona que contrató a Jonás, comprendo que él lo conocía muy bien y estaba seguro de lo que pasaría… y así fue; Jonás, como era de esperarse y debido a su naturaleza, no podía sentirse cómodo en ese ambiente aletargado y parecido a la época de la carreta en plena era de la robótica; así que nuestro amigo fue estudiando la dinámica de trabajo y no tardo en empezar a proponer mejoras para su área de trabajo. 

Al principio parecía un loco gritando a la montaña, pero el eco de sus propuestas llegaría a oídos de las jefaturas de mantenimiento. Si planteas algo y lo sustentas con un buen análisis de riesgos y beneficios no hay montaña que se interponga en tu camino — Eso me hubiera gustado decirle — pero él ya lo sabía de sobra… En el lapso de poco más de un año fue ganándose a sus compañeros de piedra, luego fueron llegando repuestos para los equipos malogrados, luego equipos nuevos, cambios de abrasivo mas eficiente, sistemas de chorro abrasivo automatizado, así como equipos airless eléctricos y neumáticos — antes utilizaban como mucho un tanque convencional de pintura — Todo esto les ayudó a tomar nuevamente protagonismo en los principales trabajos de mantenimiento de pintura de la planta ya que la empresa prefería poner en manos de su personal de confianza los trabajos mas urgentes y mas complejos que en manos de contratistas de servicio con poca o ninguna experiencia en el tema. Para quienes conocen de las labores de mantenimiento mecánico de una planta, entenderán que existen trabajos que no se pueden terciarizar por su complejidad y grado de cuidado. Lo mismo ocurre con algunas labores de pintura.


Es aquí en donde quiero terminar esta historia “casi irreal…” pero no sin antes dejar estas dos importantes reflexiones.


[1] En nuestro país existes muchos Jonás, que día a día tienen la inquietud de proponer mejoras y sugerir cambios. Ya lo dijo el viejito de los memes… “No puedes esperar resultados distintos — para ti y tu empresa — si sigues haciendo lo mismo todos los días”. Atrévete a proponer y hacer cambios, total si te equivocas, aún tienes oportunidad de empezar de nuevo y no como en la época de los romanos en donde te cortaban la cabeza.


[2] Muchas empresas prefieren subcontratar y terciarizar todo lo que no sea operación, pero he visto a lo largo del tiempo que es necesario tener un equipo de pintores para realizar los trabajos más complejos, como en paradas de planta o para el pintado de tanques, equipos o skids. El propio personal de mantenimiento va a estar mejor entrenado y consiente de la importancia de hacer un buen trabajo en estos elementos sensibles, cosa que un contratista, no necesariamente sabe o le interesa. Esta decisión a larga, también debería tener un buen impacto económico para la empresa.


Creo que por ahora es suficiente. Si se han sentido aludidos o tocados en lo mas profundo de su corazón por esta pequeña “obra literaria industrial” compartan el contenido, y no duden en suscribirse en nuestra página www.pccperu.com


Un cordial saludo de su colega y amigo.


MARTIN HERRERA

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