miércoles, 7 de junio de 2017

Bienvenido Junio

Desde Lima Perú, un cordial saludo para mis amigos, colegas y conocidos del ambiente industrial y específicamente del mundo de la corrosión y los recubrimientos…



Este mes seré optimista, a pesar de que el escenario socio político pretende dar muestras de iracundo pesimismo, fruto quizás de la histeria colectiva por algún “refrito” psicosocial de esos que salen de vez en cuando solo para encubrir algo más malo todavía…



A nivel nacional, los proyectos de infraestructura no se aprueban; ya sea por tecnicismos políticos anticorrupción o peor quizás, por consignas políticas que encierran oscuros intereses que terminan socavando la confianza de los inversionistas y finalmente la economía de todos los peruanos… Para variar, a [¿?] alguien se le ocurrió cuestionar la peruanidad del pisco tan solo para generar más ruido en casa, mas disensión y burla en un entorno mediático acusador, que tolera el pecado pero no el escándalo.


Volviendo a nuestro tema… La corrosión no tiene bandera ni denominación de origen (hasta donde yo lo sepa) La corrosión puede ser tu peor enemiga, pues avanza silenciosamente mientras viajas, trabajas o descansas; la corrosión está presente en tu trabajo, en tu casa, en tu vida diaria y hasta en tu última morada.

Pero, ¿Por qué muchos quieren huir de la responsabilidad de enfrentar este fenómeno tan natural? ¿Acaso hay que dejarlo todo en manos del pintor, el contratista o el proveedor de pintura? 

Hace unos días, asistí a una conferencia dictada por mi colega, maestro y amigo, el Ing. F. Urtecho, y coincidentemente tocó un tema relacionado a lo que vengo escribiendo hace varios meses: “Los responsables de las fallas de los recubrimientos” sin embargo, desconocía que se haya documentado desde hace años este tema, de manera tan técnica y acertada.

[Resumen] Hace 20 años, el 50% de las fallas en los recubrimientos se producía por una mala aplicación; los responsables eran principalmente los contratistas, que debido a su mínimo entrenamiento y conocimiento técnico hacían un mal trabajo. Hoy en día, el 50% de fallas lo provocan las malas especificaciones y las malas decisiones; los responsables son los ingenieros de diseño de proyectos quienes no necesariamente tienen una especialización en control de corrosión. También son responsables los mismo dueños o usuarios finales quienes muchas veces toman decisiones erráticas al momento de enfrentar el fenómeno de la corrosión por cuestiones de operación o presupuesto.

Yo entiendo que la(s) especificación(es) de construcción de un proyecto, es un grupo de documentos que proceden de un amplio estudio de ingeniería, el cual abarca el concepto, la factibilidad, el diseño y detalles para la construcción; de ahí se subdividen por ejemplo las especificaciones de soldadura, la parte eléctrica, las conexiones de tuberías, y en este contexto la especificación de protección anticorrosiva también cae dentro de este grupo de documentos y considero que es tan importante como todas las demás especificaciones.

Para quienes hemos leído alguna vez una especificación de construcción, encontramos que algunas llevan un anexo dedicado al recubrimiento de acabado, o te derivan a otro documento. Este anexo solo te dice que hacer, pero no te dice como hacer el trabajo.

Para proyectos de mayor envergadura, existen especificaciones de pintura propiamente dichas, como por ejemplo para estructuras de acero, tuberías y tanques de almacenamiento; pero nuevamente, es un hecho que las especificaciones se limitan a indicar técnicamente lo que se debe de hacer y en muchos casos, el resultado que se espera, expresado en cifras o estándares internacionales.

El paradigma de las especificaciones: “Solo te dicen que hacer, pero no te dicen como hacerlo” Tal es así, que una especificación [inclusive] tiene carácter mandatorio y legal, y está por encima de cualquier otro documento dentro del desarrollo del proyecto.


Hasta aquí he venido explicando sobre la especificación, documento principal para nuevos proyectos de recubrimiento anticorrosivo, pero ¿Qué ocurre con los proyectos o tareas de mantenimiento?

Desde mi punto de vista profesional, yo sugiero a los ingenieros de proyectos, a los usuarios finales y dueños de infraestructura, tener en cuenta el siguiente orden documentario para la aplicación de recubrimientos:

ESPECIFICACIÓN DE RECUBRIMIENTOS: 
Útil para proyectos de construcción nueva. Deben ser diseñados por el área de ingeniería de proyectos.

ESTÁNDAR DE MANTENIMIENTO ANTICORROSIVO: 
Útil para proyectos de mantenimiento y es de carácter mandatorio directo (directo al grano). Debe ser diseñada por el área de planeamiento de mantenimiento y basada en la experiencia del entorno operativo de la planta.

PROCEDIMIENTOS DE TRABAJO: 
Son documentos detallados y personalizados para cada tarea específica. (Seguridad, limpieza, pintado, estiva, etc.) Aquí se aborda el “como” se deben hacer los trabajos indicados en la especificación o el estándar de mantenimiento. Estos deben ser elaborados por los proveedores de servicios.

PLANES DE INSPECCIÓN: 
Son necesarios para el control de todo el proceso de trabajo y deben ser personalizados para cada tarea de control y aseguramiento de calidad. Estos planes deben ser elaborados por el proveedor de servicios y auditados por el área de QA del dueño del proyecto.

La experiencia me ha enseñado que la especificación y el estándar de mantenimiento, sumado a los procedimientos y planes de inspección, sirven como importante guía, asegurando de alguna forma de que las cosas se hagan correctamente desde el principio hasta el final del proyecto... Sin embargo, si volvemos a la estadística de fallas. Yo me pregunto si las personas que redactan la documentación ¿Conocen todos los escenarios que pueden generar fallas prematuras al recubrimiento? ¿Aplican los conceptos técnicos necesarios para prevenir cualquier posible falla del sistema de recubrimiento? Finalmente, ¿Hay coherencia técnica entre lo que está escrito y lo que realmente se puede hacer o se espera obtener?

El tema no tiene que ser tan complejo si utilizamos el sentido común desde el principio. Por eso, los invito a seguir leyendo este boletín “pensante” y otros boletines técnicos en paralelo que ya estamos publicando en el blog de PROCONCORR PERU.

Un cordial saludo y disfruten de lo que queda del mes…

MARTIN HERRERA | PROCONCORR PERU

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