lunes, 9 de diciembre de 2019

Capacitación con propósito

EDICIÓN DE FIN DE AÑO

La primera vez que me pare frente a un grupo de obreros para brindar una charla de capacitación me fue muy difícil, ya que debía explicar con palabras algo que yo mismo venía haciendo con mis propias manos durante muchos años.


Fue más difícil aún por el hecho que algunos de ellos eran colegas de “brochas” gente con la que había aprendido el oficio empíricamente y era consciente que muchos de ellos me superaban en destreza a la hora de realizar el trabajo de campo. Lo único que hacía la diferencia en ese momento era el cargo que ostentaba, ya que años antes me propuse estudiar a fondo los parámetros técnicos que regían nuestra labor, las características de los productos que utilizábamos y como se controlaba y aseguraba la calidad del proceso de trabajo… Esto me valió para ocupar la posición de supervisor de calidad, encargado de asegurar que el trabajo se realice en condiciones estándar.


Había observado a otros supervisores, anteriores a mí, realizar este tipo de capacitaciones; eran ingenieros muy instruidos en lo que a normas y papers se refiere, aunque, en la práctica, algunos nunca pintaron siquiera la reja de su casa… y esto se notaba en cada charla, ya que se centraban en temas “eminentemente” técnicos relacionados a los productos, el cumplimiento de los procedimientos en nombre de las mil y un normas que, para variar, se encuentran en ingles técnico y tienen costos inaccesibles para cualquier profesional dedicado al oficio en mi país. Sumado a esta realidad, el no cumplir con estos parámetros técnicos era un acto sacrílego digno de paralizar el proyecto o anular las garantías.


Eran épocas distintas. En ese entonces era inconcebible cuestionar al ingeniero y menos al supervisor (creo que esto no ha cambiado mucho) así que solo quedaba escuchar la charla sin dormir y luego continuar con el trabajo de campo tratando de ceñirse a los estrictos procedimientos hasta que los plazos ahogaban al contratista y entonces se escuchaba el grito… ¡pinten, pinten mi-entras, yo asumo la garantía... pinten que tenemos que entregar!


Aprendí en aquella época que nada es absoluto, por más experiencia se tenga o por más normativa que exista. Nada es absoluto en el trabajo industrial, y debe existir (siempre) un margen de tolerancia. Yo lo denomino, margen para la innovación.


Ocurre que nadie puede pretender ser experto en todo. La especialización de personas y empresas siempre se centra en una sola cosa y se relaciona con dos o más disciplinas y/o productos complementarios, en el caso de empresas. Surge aquí el antiguo refrán que dice: “zapatero a tus zapatos” o hasta el más moderno anglicismo denominado: “core business” 

Entonces...¿Cuál es tu core business? ¿A dónde quieres llegar con esto?


Lo que escribo está dirigido al mercado de pinturas y recubrimientos. Cualquier similitud con otros rubros industriales puede ser perfectamente coincidente, ya que la forma como se viene transfiriendo el conocimiento técnico en los últimos años es totalmente cuestionable. No es posible que un solo profesional capacitador pretenda abarcar o dominar toda una temática de procesos preparación, aplicación y control, la cual depende de otros profesionales que manejan la tecnología aplicada al proceso. No porque sea un excelente inspector, voy a conocer las eficiencias de los diversos equipos de pintado o de las ventajas de uno u otro recubrimiento, o de peritaje de fallas de pintura.

Somos dependientes de la tecnología extranjera, la mayoría de los textos están en otros idiomas, la mayoría de los profesionales inicia y termina sus carreras sin dominar siquiera su idioma nativo… partiendo de esas simples constantes ¿Qué transferencia de conocimientos podemos hacerle al obrero para que haga un trabajo de buena calidad?


En el artículo de este mes, quiero hacer una propuesta al sector industrial, una propuesta diferente a todo lo que usualmente se hace en cuanto a capacitación de personal operativo.


Capacitación con propósito


Los proveedores capacitan a su personal para vender productos o resolver problemas de sus propios productos.

Los contratistas casi nunca capacitan a su personal ya que esperan contratar personal entrenado y calificado.

Los clientes esperan que el personal que les brinda un servicio o venden un producto estén entrenados y calificados para el trabajo que realizan.

Las empresas o personas que brindan capacitación aquí en el Perú solo ofrecen información teórica y con suerte, algún taller práctico de algunas horas, coronando esto con un certificado de asistencia. 



En esta parte hagamos una reflexión. Si estudias algo… ¿Lo haces por la certificación o para aprender y ponerlo en práctica?


Creo que deberíamos coincidir en que, la capacitación, debe ser para aprender y poner en práctica el conocimiento. Lo segundo, la acreditación no es menos importante pero no es indispensable ya que solo sirve si vas a postular a una posición de responsabilidad directa que requiera refrendar algún documento legal o si es que acostumbras a colgar tus diplomas en un cuarto de honor.

Mi experiencia en todos estos años en el negocio me ha hecho ver que la demanda de capacitación técnica en el rubro de recubrimientos industriales, aún no ha sido cubierta, y menos aún satisfecha, a pesar de las diversas ofertas que existen por parte de personas y empresas individuales.



Quiero proponer al mercado, un proyecto denominado: TIAC© Talleres de Inmersión Total en Aseguramiento de Calidad.

Esto, mas que un programa de capacitación, se debe convertir en una metodología de entrenamiento que integre la participación de todos los interesados en el negocio de recubrimientos. Si por ejemplo, el tema de hoy habla limpieza de superficies, invitemos al proveedor de equipos de preparación de superficie para que explique también como funcionan sus equipos. Lo mismo haremos cuando hablemos de pinturas, aplicación o instrumentos de control de calidad. De esta forma siempre tendremos junto al expositor expertos hablando de un tema especifico y de paso, promocionando sus equipos, productos o servicios.

La propuesta no acaba ahí, ya que existen talleres metal mecánicos con capacidad ociosa y con interés de promocionar sus servicios y hacerse conocidos. Ellos estoy seguro querrán abrir sus puertas para realizar las prácticas necesarias para que los alumnos puedan vivir la experiencia de preparar superficies, aplicar recubrimientos y hacer control de calidad en el proceso.


Sobre la certificación, también existen modalidades que acrediten de manera oficial los conocimientos obtenidos, pero ese tema lo abordaremos más adelante durante el desarrollo del proyecto y a medida que consolidemos alianzas comerciales reales.



Si te interesa esta iniciativa, te invito a contactarme.


Mi Nombre: MARTIN HERRERA
My Web mh.proconcorr.com